BBC Mundo - Amrica Latina

El octavo mandamiento prohíbe falsear la verdad en las relaciones con el prójimo. Ataca el falso testimonio (No darás falso testimonio contra tu prójimo -EX 20,16) y el perjurio; la calumnia y el juicio temerario.

Al explicar las aristas de este mandamiento, el catecismo cristiano hace mención a los medios de comunicación, cuya información "es un servicio al bien común". Por lo tanto, los periodistas "tienen la obligación, en la difusión de la información, de servir a la verdad".

¿Pero qué pasa cuando un periodista se encuentra con un "profesional" de la mentira? Esto le ocurrió a BBC Mundo en Bogotá, Colombia.

Un periodista, cuya misión es transmitir la verdad, entrevista a un mitómano, quien busca mentir.

Es un encuentro muy extraño, el de la verdad y la mentira.

Si ambos –periodista y mitómano- hacemos bien nuestro trabajo, la misión es casi imposible.

Es que los mitómanos no solo mienten, sino, como lo dice el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, también tienen la "tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice".

"(La mitomanía) es un trastorno del control de impulsos, donde la persona siente la confusión de decir mentiras, las cuales normalmente tienden a inflar su ego y el sujeto termina por creerse lo que él se ha inventado de sí mismo", me había advertido el psiquiatra Daniel Gutiérrez antes de mi cita tan particular.

Por eso, al principio y al final de mi encuentro con el mitómano, a mí, como periodista, me surgió una pregunta inevitable: ¿qué es verdad y qué es mentira de esta conversación?

Por lo menos tuve una ventaja: el entrevistado admitió que miente y eso no pasa con mucha frecuencia.

"Álvaro"

Mi encuentro con el mitómano sucedió en un café de Gran Estación, un conocido centro comercial del occidente de Bogotá.

Hay que decirlo francamente: ambos estábamos nerviosos. Yo tenía cierto temor de hacer una entrevista para BBC Mundo con un declarado mentiroso. Y mi interlocutor, "Álvaro", un muchacho de 19 años, estaba incómodo, pues del tema sólo habla con su psiquiatra.

Hay que advertir que "Álvaro" es un nombre falso, pues periodista y entrevistado acordamos proteger la identidad del que quiso salir del clóset de su mitomanía.

"Miento para que la gente diga algo de mí, porque me he sentido rechazado"

Esa fue la única mentira –blanda por lo demás- en que ambos estuvimos de acuerdo.

Durante más de 30 minutos conversé con "Álvaro", quien me dijo que estudia ingeniería en una universidad pública de Bogotá, pero que está pensando en cambiarse de carrera.

"Me gustaría estudiar medicina y ser psiquiatra, para ayudarles a los locos", afirmó.

¿Usted cree que puede ser buen psiquiatra siendo mitómano?, le pregunté.

"Es que una cosa es la mentira social y otra la mentira profesional. Yo sería capaz de manejarlo".

Controlar la mentira

Según "Álvaro", él comenzó a mentir desde cuando tenía 7 años y lo ha hecho para "sorprender, asustar y llamar la atención de los demás".

"Miento para que la gente diga algo de mí, porque me he sentido rechazado", me dijo mientras se tomaba un espresso doble.

¿Usted puede controlar las mentiras?, le pregunté. "Sí, es algo que puedo manejar y ahora lo estoy controlando", me respondió.

"Álvaro" sostiene que desde los 14 años descubrió que es homosexual y que eso lo obligó a mentirles a sus padres, que finalmente –asegura- aceptaron su opción sexual.

¿Cuál ha sido su peor mentira? "Cuando dije que unos primos habían abusado sexualmente de mí, pero sólo me habían acosado".

¿Por qué miente? "La gente miente a pesar de que predique la verdad. La mentira es más común de lo que uno piensa".

¿Es muy tentador mentir? "A veces sí".

¿Cuándo? "Cuando estoy con alguien recién conocido, para impresionarlo, o con un viejo conocido".

¿Usted ha tratado de impresionarme? "Sí, haciéndome el serio".

Mitómanos en aumento

BBC Mundo le preguntó al psiquiatra Gutiérrez qué tan común es la mitomanía y el médico reveló que aproximadamente el 2% de la población mundial es mitómana y que la proporción "tiende a aumentar".

Según el psiquiatra, generalmente la mitomanía está acompañada por otros trastornos, como "el narcisismo y la cleptomanía".

"Los mitómanos engañan a la gente, son sociópatas, roban y engañan", afirmó Gutiérrez.

En mi conversación con Álvaro quise saber si sentía culpable al mentir. "Sí", dijo sin mucho convencimiento, pero añadió: "Yo prefiero ser insensible a cualquier tipo de culpa".

Usted es de una familia católica y la mentira para los católicos es un pecado. "Yo no me siento mal con el mandamiento de no mentir".

¿Usted piensa seguir diciendo mentiras? "De alguna forma, sí".

Al final del encuentro con el mitómano, le pregunté qué tantas verdades y mentiras me había dicho.

"Un 90% de verdad y 10% de mentira", me contestó luego de pensar un poco la respuesta.

Después se fue a encontrarse con su padre, quien lo había acompañado hasta el centro comercial y rondaba por el sitio.

Su padre insistió en acompañarlo porque jamás le creyó que tenía una cita con un periodista de la BBC.

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